Este es el origen del Pesebre tal como lo conocemos

El pesebre de Navidad, también conocido como nacimiento o belén, es una de las tradiciones más representativas de las celebraciones navideñas en el mundo cristiano. Su origen se remonta al siglo XIII y está estrechamente vinculado a la figura de San Francisco de Asís, quien dio forma a esta costumbre con un profundo sentido religioso y pedagógico.

En el año 1223, en la localidad de Greccio, Italia, San Francisco organizó la primera representación del nacimiento de Jesús. Para ello, recreó una escena viviente con un pesebre real, animales y personas del pueblo, con el objetivo de mostrar de manera sencilla y cercana las condiciones en las que, según la tradición cristiana, nació Jesús en Belén.

La iniciativa tuvo una rápida acogida entre los fieles, ya que permitía comprender el mensaje de humildad y amor que rodea el nacimiento de Cristo. Con el paso del tiempo, la representación viviente dio lugar a figuras talladas en madera, barro y otros materiales, facilitando su instalación en hogares, iglesias y espacios públicos.

Durante los siglos posteriores, especialmente en la Edad Media y el Renacimiento, la tradición del pesebre se extendió por toda Europa gracias a la labor de las órdenes religiosas. En países como Italia y España, el belén adquirió gran riqueza artística, incorporando escenas cotidianas, paisajes y personajes locales.

Con la llegada de los colonizadores europeos a América, el pesebre se difundió en el continente, adaptándose a las culturas regionales. Así, en muchos países latinoamericanos se incluyeron elementos propios del entorno, como vestimentas, oficios y paisajes autóctonos.

Hoy en día, el pesebre de Navidad continúa siendo un símbolo central de la celebración navideña. Más allá de su carácter religioso, representa valores universales como la familia, la humildad y la esperanza.